El edulcorante es la alternativa más sana disponible para evitar el consumo de azúcar ya que no contiene glucosa ni calorías, pero ¿es tan sano como todo el mundo cree? Una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado los mejores y peores edulcorantes para tomar.

La sacarina, primer edulcorante sintético descubierto y el más usado en la actualidad, sirve para el control del peso ya que endulza sin aportar calorías extra. Pero el pasado 15 de mayo, la OMS alertó que desaconsejaba su uso, aunque el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN) aclara que su consumo "es seguro pero no recomendable".

La recomendación de la OMS de no consumir este tipo de edulcorantes (entre los que se encuentran la sacarina, el aspartamo, el acesulfamo-k o la Stevia, entre otros), se argumenta en que no serían eficaces como medida para el control de peso y reducción de riesgo de enfermedades crónicas. Además de los efectos no deseados que podrían superar a los beneficios.

Si echamos edulcorante al café (en sustitución del azúcar) pero tomamos refrescos, galletas, mermelada y otros productos edulcorados, el consumo de este ingrediente es abusivo, y no estamos consiguiendo nada, además no es saludable. Y es que "el problema real no es el consumo de azúcar, sino su abuso", sostiene la OMS.

Los edulcorantes, ¿son más sanos que el azúcar?

Los productos endulzantes se dividen en tres grandes grupos principales, según la OMS: azúcares naturales, polialcoholes y edulcorantes intensivos. 

En el caso de los azúcares naturales, el organismo mundial recomienda no pasar de los 50 gramos al día e, idealmente, los 25 g/día. La sacarosa es el azúcar común, pero no es el único azúcar presente en los alimentos. También entra la fructosa, lactosa, maltodextrina (en las bebidas deportivas), y también la miel o melazas, jarabes de maíz, agave o arce. 

Por su lado, los polialcoholes, de origen natural, están presentes en diferentes vegetales y frutas como las manzanas o peras. Su aporte calórico es escaso. En este grupo están el sorbitol, manitol, isomaltitol, maltitol, lactitol, xilitol y eritritol. Los polialcoholes son aditivos y su ingesta puede provocar gases, diarreas y dolores abdominales, además, tienen efecto laxante en dosis elevadas. 

Por último, los edulcorantes intensivos como el aspartamo, ciclamatos, sacarina, acesulfamo K, sucralosa, taumatina, neohesperidina y estevia, son capaces de endulzar entre 50 y 2.500 veces más que el azúcar. Casi no aportan calorías, pero, al igual que los polialcoholes, son aditivos.

De todos los mencionados, quien está en la mira de la OMS es la estevia: "A pesar de su origen natural, no hay que olvidar que se trata de un aditivo (E960) y, como tal, tiene establecida una Ingesta Diaria Admisible (IDA: 4 mg por kg de peso corporal y día), que conviene no superar ni en adultos ni niños", asegura el organismo.

En conclusión, la recomendación es que la sacarina, estevia, azucarillo u otras opciones son válidas, con un consumo moderado, y ninguna más perjudicial que la otra, aunque no hay tampoco ninguna particularmente sana, que se diferencia a gran escala del resto. Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes.