El mundial de Futbol en Qatar se está caracterizando por la polémica sobre los derechos humanos y las rígidas normas del país, aunque no es la primera vez que el evento deportivo se ve envuelto en regímenes que no respetan los derechos humanos. Sin ir más lejos, Rusia acogió la edición anterior de esta competición en 2018. Y Arabia Saudí ha celebrado, y volverá a celebrar el año que viene, la Supercopa de España
“El fútbol es una herramienta de resistencia política. Paradójicamente, Naciones Unidas no cuenta con tantos miembros como tiene la FIFA”, explica Xavier Brito-Alvarado, docente de la Universidad Técnica de Ambato (Ecuador).
El fascismo italiano en el fútbol
Desde Amnistía Internacional defienden que ha habido una evolución en la digestión social de los lavados de cara de sistemas políticos que no respetan los derechos humanos. El torneo albergado por Mussolini fue “un altavoz” para el fascismo.
Víctor Gómez Muñiz, profesor de historia y autor de "Victorias y Derrotas, la Historia a través del balón", sostiene que a través de las construcciones deportivas para albergar los partidos, el dictador italiano promovió “una propaganda brutal de un régimen fascista desde el propio estilo arquitectónico”.
Italia ganó el Mundial, tal y como Mussolini había pedido al presidente de la federación cuando la FIFA les eligió como sede. No sin ayuda, ya que en algunos partidos la selección anfitriona contó con un trato de favor por parte de los árbitros. España fue uno de los equipos que sufrió las consecuencias de un arbitraje polémico.
El caso de Argentina
Tres décadas después, en Argentina se repitió esta situación, un régimen militar acogía un Mundial de fútbol. Era 1978 y el anfitrión, Videla.
En este caso, se considera que este evento fue una acción de sportwashing, es decir, un lavado de cara de regímenes autoritarios por medio del deporte. La dictadura argentina aspiraba a demostrar cierta normalidad en el día a día del país.
La final de ese Mundial fue ganado por Argentina y se celebró a escasos mil metros de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los centros más emblemáticos de detención, tortura y exterminio de víctimas de la dictadura.
El más reciente: Rusia
“¿Por qué el Mundial de 2018 se desarrolló en la Rusia occidental? Para enseñar que Rusia no es el enemigo”, explica Brito-Alvarado, ya que sostiene que el principal objetivo era mostrar “una Rusia moderna, abierta al comercio, a las grandes fábricas”, donde había grandes corporaciones internacionales como “McDonalds” y “Ferrari”.
“No mostraron esa Rusia musulmana de Chechenia y esa Rusia rural”, apunta.
La utilización del sportwashing por parte de países autoritarios se ha convertido con el paso de los años en una estrategia que puede desencadenar consecuencias mediáticas no deseadas por los países anfitriones.
Síguenos en Google News para no perderte nada.