La calefacción es una de las principales preocupaciones en los hogares de los españoles cuando llega el invierno. La duda entre prenderla y sufrir económicamente o pasar frío, pero no mover la economía. En esta ocasión vamos a ayudar a resolver esta duda, ya que vamos a presentar un truco para que la factura de la no suba al finalizar el mes.
Lo primero que debemos saber es que no todos los espacios de la casa necesitan el mismo calor, por eso se deberá de aportar el calor necesario a cada habitación. No se debe tener la misma temperatura en todos los espacios de la casa. Por ese motivo se debe pensar que para ahorrar en la factura se debe mantener los espacios a las temperaturas adecuadas.
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¿A qué temperatura deben estar las habitaciones?
Estancias más calientes: Son aquellos espacios donde la gente estará sentado por mucho tiempo como el salón o el comedor. Lugares donde la gente no va a realizar alguna actividad que implique pararse o hacer alguna actividad como ejercicio. La temperatura a la que se deben mantener es de 19° a 20°C.
Calor intermedio: Son los espacios donde se pasa bastante tiempo, pero la gente se mantiene activa como la cocina. En este espacio donde la gente debe estarse moviendo se debe buscar una temperatura ambiente de 18°C. La idea es que sea agradable sin importar que la gente se esté moviendo.
Calor bajo: Los pasillos y dormitorios son los lugares que deben mantenerse frescos. En el caso de los pasillos tiene que ver que son una conección entre las habitaciones, es decir que no deben estar climatizados del todo porque no se pasa tanto tiempo en dicho lugar. Los dormitorios deben permanecer frescos, ya que se puede recurrir a una buena manta para evitar pasar frío en la noche. La temperatura indicada debe rondar los 15° y 17°C.
Sin calefacción: Los sótanos o trasteros son espacios donde no es necesario instalar calefacción, ya que sirven como lugares de almacenamiento y no se recurre mucho a esos espacios. Lo mejor es mantenerlos frescos y no gastar dinero en zonas donde se va recurrentemente.
De acuerdo con varios estudios, cada grado menos que se reduce a la calefacción puede verse reflejado en la factura de luz o gas entorno a un 10 por ciento menos de consumo, es decir, a un ahorro importante al final del mes.