El Phishing se ha convertido en una de las últimas modalidades de estafas usadas por ciberdelincuentes para quedarse con el dinero de sus víctimas. Este método consiste en el envío de correos electrónicos que suplantan la identidad de compañías u organismos públicos y solicitan información personal y bancaria al usuario.
A través de un enlace incluido en el email, intentan redirigirlo a una página web fraudulenta para que introduzca su número de tarjeta de crédito, DNI, la contraseña de acceso a la banca online, etc, y así quedarse con el dinero de la víctima. El anzuelo más común que utilizan los ciberdelincuentes es falsificar campañas de actualización de datos o registros para sorteos que supuestamente está llevando a cabo el banco.
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Estos correos electrónicos fraudulentos suelen incluir el logotipo o la imagen de marca de la entidad, pueden contener errores gramaticales y en ocasiones intentan transmitir urgencia y miedo para que el usuario realice las acciones que le solicitan.
¿Existe alguna forma de recuperar el dinero perdido por Phishing?
Las cifras del Ministerio del Interior sobre la tasa de criminalidad no deja lugar a dudas: se han producido un total de 336.778 estafas informáticas, lo que supone un incremento del 75% respecto a valores del Phishing año 2019. Es decir, el Phising ha crecido casi el doble.
Si bien la mayoría de los bancos alerta a sus clientes sobre este tipo de estafa y les ofrece consejos para no caer en la trampa, en la práctica son muy pocos los casos en los que ha sido devuelto el dinero a las víctimas del Phising ya que los bancos se ciñen a lo regulado en la Ley de Servicios de Pago a nivel nacional que establece que el cliente debe saber que paga y a quien, con lo que se dificulta demostrar la estafa ya que son los delincuentes quienes se hacen pasar por el cliente gracias al robo de datos.
Es por ello que la víctima del Phishing tiene que no solo notificar la estafa sin demora a la entidad bancaria sino que además debe asegurarse de tener una prueba de que ha informado de esta situación al banco. Esta certificación es esencial, sobre todo en transferencias bancarias que no fueron consentidas por el interesado a una cuenta suplantada ya que los delincuentes -ni bien reciben el dinero- lo bloquean o dejan la cuenta inutilizable.
En esta modalidad delictiva la obligación de la entidad bancaria desde la que se realizó la operación es realizar el esfuerzo 'razonable' para retrotraer los fondos transferidos erróneamente.
Por eso, a las personas que son víctimas de esta estafa informáticas se les recomienda que directamente contacten con un estudio de abogados para que intenten probar la "falta de diligencia" del banco y, en consecuencia, poder reclamarle el monto defraudado por los ciberdelincuentes.