El amor entre el rey Guillermo de Países Bajos y Máxima de Holanda fue a primera vista. Los dos miembros de la realeza se conocieron en una feria de Sevilla en 1999 donde el príncipe la saco a bailar y ella le dijo: “You are made of wood” (“Sos de madera”). A los pocos días, ya toda la familia real la conocía y de a poco empezaron las dudas.
Luego vino la foto de Máxima de los países bajos llorando en su casamiento sin soltar jamás la mano de su esposo marcó una nueva era en la forma de entender y contar a la monarquía europea. Muchos especialistas en realeza cuentan que los meses previos a esa mañana del 2 de febrero de 2002 habían sido lo más parecido a un calvario para ella.
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La boda y escándalo de la reina consorte Máxima
Na había dudas del amor entre el rey Guillermo y Máxima pero las tensiones comenzaron a principios del 2000, cuando la nacida en Argentina pasó sus vacaciones en la India, cerca de la familia real. El escándalo se produjo cuando grupos de Derechos Humanos denunciaron la participación de Jorge Zorreguieta en la dictadura argentina que tomó el poder después del golpe del 24 de marzo de 1976.
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El padre de Máxima de los países bajos había sido, sucesivamente, subsecretario y secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, una de las áreas con mayor presupuesto del gobierno militar. Era un escándalo, sobre todo en un país tradicionalmente comprometido con la defensa de los Derechos Humanos, que además había recibido a muchos exiliados argentinos.
De toda manera, el 30 de marzo de 2001, la Reina Beatriz anunció oficialmente por televisión el compromiso del rey Guillermo Alejandro con Máxima Zorreguieta. “Es un hombre bueno que actuó en el gobierno equivocado”, dijo ella sobre su padre, en un holandés fluido con el que sorprendió a la audiencia. El público desconocía la magnitud del sacrificio que había detrás de esa declaración estudiada.