Juan Carlos I y su ex esposa Sofía, se reencontrarán este viernes 1 de junio en Ammán, la capital de Jordania, para asistir a la boda del príncipe Hussein, el primogénito de Abdalá II y Rania de Jordania. Una cita marcada en rojo no solo en los calendarios de los eméritos, también en los de muchos miembros de la realeza.
La relación entre el rey Hussein I y el padre de Felipe, es que fueron amigos durante décadas y tan solo la muerte del soberano jordano, en el año 1999, puso punto final a una relación que superó con creces lo protocolario. Un buen ejemplo está en la luna de miel de los Eméritos, que incluyeron el país asiático entre los destinos que visitaron tras su boda.
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Sin embargo, el culmen de esta amistad llegaría años más tarde, en 1989, cuando el rey de los jordanos regaló a Juan Carlos I una casa que había mandado construir en Lanzarote y a la que él solo había acudido una vez. Se trata de La Mareta, un palacio que hoy día forma parte de Patrimonio Nacional y que se ha convertido en el mejor símbolo de la amistad entre las casas.
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Este regalo del rey Hussein I se reparte en una vivienda central, varios bungalós independientes, dos piscinas de exterior, un lago central rodeado de vegetación y amplios jardines y un helipuerto. Espacio más que suficiente para alojar a Juan Carlos y Sofía y toda su familia durante sus estancias estivales.
Una de las últimas ocasiones en las que rozó casi el lleno fue con motivo de la fiesta de Año Nuevo del año 2000, cuando se reunieron en La Mareta Juan Carlos I, las infantas Elena y Cristina junto a sus maridos y primogénitos, Froilán y Juan Valentín; el por entonces príncipe Felipe; las hermanas de Juan Carlos, las infantas Pilar y Margarita con sus familias e Irene de Grecia, la hermana de la reina Sofía.