INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA

Descubren a policía que tuvo relaciones sexoafectivas con mujeres para infiltrarse en Cataluña

La Directa destapa a un agente de la Policía Nacional que estuvo infiltrado durante tres años en movimientos sociales de Catalunya, y que pasó por espacios libertarios en Madrid y País Vasco.

A la derecha, "Daniel" en su labor como policía; a la izquierda, infiltrado y con los tatuajes que se realizó en 2020 y 2021.Créditos: La Directa
Escrito en ESPAÑA el

Una investigación periodística llevada a cabo por La Directa, un medio de comunicación español en catalán, ha destapado la identidad real de Daniel Hernàndez Pons, el agente de la Policía Nacional que mantuvo relaciones con hasta ocho mujeres, con el objetivo de infiltrarse en los movimientos sociales de Catalunya.

Este martes, cinco activistas se han querellado contra Daniel y contra sus superiores jerárquicos. La defensa de las mujeres asegura que estas mantuvieron relaciones sexuales con el agente siendo engañadas, ya que no sabían que era Policía Nacional y por lo tanto, su consentimiento estaría "viciado".

La misión de infiltración

Durante su tiempo como infiltrado, Daniel participó en las manifestaciones contra la entrada en prisión de Pablo Hasél en febrero de 2021, en varias concentraciones para evitar desahucios, en uno de los cuales se enfrenta a un trabajador de Desokupa, y fue multado por 600 euros, que obviamente no pagó, por otra movilización.

Durante una barbacoa en la azotea de una vivienda de Sant Andreu de Palomar / Foto: La Directa

La Directa detalla cómo este policía infiltrado visitó en varias ocasiones el centro social okupado La Casika de Móstoles y acudió también al primer encuentro libertario celebrado en Vitoria en 2021, en Errekaleor.

Para explicar las ausencias que conllevaba la doble vida que llevaba, el infiltrado afirmaba que trabajaba como ayudante de un instalador de aire acondicionado o que se iba por unos días a visitar a su familia en Baleares o a un amigo en Tarragona. 

Relaciones sexoafectivas como estrategia de infiltración

Según explica el reportaje de La Directa, el policía infiltrado encadenó relaciones con varias mujeres participantes en los movimientos sociales de la ciudad, una de ellas durante un año, y que le sirvieron de puente para introducirse en los colectivos del barrio.

“A través de todas ellas puso los pies en diversos proyectos y espacios políticos”, narra el reportaje. Entre ellos enumera las proyecciones de cine en La Cinèteka, el grupo de trabajo del mismo centro social para elaborar una guía para prevenir y actuar ante violencias patriarcales, se sumó a la gira del movimiento zapatista por Catalunya y se metió en la Coordinadora Antirrepresiva de Sant Andreu. 

Otra relación sexoafectiva con una activista de Ciutat Vella le facilitó su entrada a otros espacios, como la Kasa de la Muntanya. Y Rut, con quien mantuvo seis meses de relación, le facilitó llegar a CGT.

Según ha confirmado La Directa, la identidad real de Daniel Hernàndez Pons responde a las mismas iniciales: D.H.P. El diario señala que ha comprobado su identidad real gracias a los errores cometidos por el infiltrado, por los que han podido acceder a datos en abierto sobre su pasado y presente, y a través de una prueba pericial fisionómica que compara las fotografías de su paso por la escuela de policía de Ávila entre los años 2018 y 2019 con imágenes suyas como activista en Barcelona.

Exigen respuestas

El revuelo ha llegado hasta el Congreso de los Diputados, donde Jaume Asens ha registrado en la Mesa varias preguntas dirigidas al ministro del Interior, como: si ordenó la infiltración, con qué finalidad, si el agente tenía cobertura legal, si se le permitía mantener relaciones sexuales durante la infiltración y si se investigará lo ocurrido.

Un juez debe aprobar la infiltración

Cabe recordar que, para la infiltración de agentes, la ley establece que debe ser un juez quien lo autorice. El plazo máximo es de seis meses, pero luego puede ser prorrogado.

Según denuncian los movimientos secesionistas catalanes, éste es el segundo agente al que descubren. El anterior también fue destapado hace escasas fechas y su identidad falsa también incluía, según denunciaron, los apellidos Hernández Pons.

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