El Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección es el día más importante de la Semana Santa para el cristianismo ya que se conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado -ocurrida durante el Viernes Santo- de acuerdo con los evangelios.
Este importante día de Pascua marca el final de la Semana Santa y el inicio de un período de cincuenta días llamado 'tiempo pascual' que termina el día de Pentecostés cuando, según la Biblia, se celebra la venida del Espíritu Santo.
Te podría interesar
El término 'pascua' proviene del hebreo pésaj y hace referencia a la acción de 'festejar un paso, un tránsito, un cambio, una transformación'. Es por esto que el mensaje redentor de la Pascua no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de sus complejos y un saneamiento interior tras el perdón de los pecados durante esta semana de meditación espiritual.
¿Por qué la Pascua siempre se celebra en domingo?
El Domingo de Pascua es una celebración que no se fija con relación al calendario civil. El Primer Concilio de Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, y fijó el equinoccio en el 21 de marzo. Por lo tanto, la fecha varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Dado que en las Iglesias orientales se sigue el calendario juliano, para el cual el 21 de marzo corresponde al 3 de abril según el calendario gregoriano, para estas comunidades la Pascua cae entre el 4 de abril y 8 de mayo.
Los primeros cristianos celebraban la Pascua a la par cronológica que la Pascua judía, hasta que tras el Primer Concilio de Nicea se separó la celebración de la Pascua judía de la católica, quitando a esta los elementos hebreos. Sin embargo, dejaron el carácter móvil de la fiesta recordando que Cristo resucitó en la Pascua hebrea. Hoy día la Iglesia católica mantiene el carácter móvil de la fecha de Pascua.
¿Por qué se regalan huevos en Pascua?
El intercambio de huevos de Pascua, primero de azúcar y, desde hace cinco siglos, de chocolate, está muy extendido en gran parte de Europa, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Bolivia, Chile, Uruguay y en ciertas zonas de México.
El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por coincidir la Pascua con la primavera en el hemisferio norte, estación fértil por excelencia, hace que se establezca por toda Europa como símbolo de la Pascua. De modo que pronto los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el azúcar, luego el chocolate.
En los países de tradición ortodoxa se intercambian huevos de color carmesí para recordar la sangre de Cristo. Los armenios los vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. Y en Polonia y Ucrania, por Pascua, hacen obras de arte con cera fundida sobre su cáscara.