CIENCIA Y SALUD

Un laboratorio español descubre cómo frenar la malaria sin querer y es un éxito

Un descubrimiento revela que una bacteria específica bloquea el desarrollo del parásito de la malaria en los mosquitos portadores, una solución que ha demostrado ser efectiva y viable en condiciones de campo.

Pruebas de laboratorio.
Pruebas de laboratorio.Créditos: EFE
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En el ámbito de la ciencia, el rigor y la planificación meticulosa son esenciales, pero en ocasiones, la suerte y la casualidad juegan un papel crucial. El ejemplo más emblemático de un descubrimiento accidental, o serendipia, es el de la penicilina.

Alexander Fleming, de regreso de sus vacaciones, encontró un hongo en una placa de cultivo en su laboratorio que había destruido las bacterias presentes. Su capacidad para reconocer la importancia de este hallazgo casual ha resultado en salvar millones de vidas en el transcurso de casi un siglo, y parece que esto se ha repetido, ahora en un laboratorio español con la malaria.

Un caso similar en un laboratorio español

Siguiendo la tradición de estos hallazgos afortunados, un laboratorio español ha sido escenario de un descubrimiento con potencial para impactar significativamente la salud mundial.

En el Centro de I+D de la farmacéutica GSK en Tres Cantos, Madrid, un grupo de investigadores estaba enfocado en el desarrollo de fármacos contra la malaria, una enfermedad que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa más de 600.000 muertes anuales.

Un error experimental que conduce a un descubrimiento crucial

Mientras trabajaban con una colonia de mosquitos portadores de la malaria, los científicos se encontraron con un contratiempo inesperado: el parásito Plasmodium no se desarrollaba en los insectos como se esperaba.

Después de un tiempo, descubrieron que la causa era la presencia de una bacteria específica en los mosquitos. Este microorganismo, que ya ha sido patentado para su uso, podría convertirse en un arma poderosa en la batalla contra el paludismo.

Este descubrimiento accidental, similar en su naturaleza al de la penicilina, abre nuevas puertas en la lucha contra la malaria. La bacteria identificada tiene el potencial de interrumpir el ciclo de vida del parásito de la malaria dentro de los mosquitos, ofreciendo una vía innovadora y prometedora para controlar la propagación de esta enfermedad mortal.