Las fuerzas de la Guardia Civil están investigando a Francisco Javier, conocido en el mundo del crimen como 'El Cabra', de 46 años, por su posible implicación en un trágico incidente ocurrido el pasado viernes en Barbate, Cádiz. Según las primeras investigaciones, 'El Cabra' podría haber sido el piloto de la narcolancha que, en un acto de temeridad, embistió de manera directa a una patrullera de la Guardia Civil, resultando en la lamentable pérdida de dos valientes agentes.

Originario de La Línea de la Concepción, 'El Cabra' es una figura infame en la comunidad local. Vecinos cercanos a su entorno narran cómo Francisco Javier, desde temprana edad, mostró un interés y una habilidad excepcionales en el manejo de narcolanchas. A los 13 años, ya se le veía involucrado en actividades ilícitas, empezando su carrera criminal con el contrabando de tabaco desde Gibraltar. Su apodo, 'El Cabra', se lo ganó no solo por su habilidad en el mar, sino también por su carácter audaz y su conducción arriesgada, que lo distinguían incluso desde su juventud.

A lo largo de los años, 'El Cabra' ha sido un personaje recurrente en los informes policiales de Cádiz, acumulando un historial de delitos que incluyen resistencia a la autoridad, desobediencia y blanqueo de capitales. La última vez que fue capturado, hace apenas un año, se le encontró en posesión de 40 kilos de hachís, evidencia de su continua implicación en el tráfico de drogas.

Todo apunta a que Kiko El Cabra mató a los 2 Guardias Civiles

El pasado viernes, Kiko 'El Cabra' fue visto nuevamente pilotando una narcolancha, tan solo 10 días después de que, un estrecho colaborador suyo y también involucrado en el narcotráfico, perdiera la vida en un choque contra una patrullera de la Guardia Civil.

Esa noche, un fuerte temporal había obligado a varias narcolanchas a refugiarse en el puerto de Barbate, esperando a que mejorara el clima. Fue entonces cuando una unidad de la Guardia Civil se aproximó para realizar un control de identificación. Estas operaciones, arriesgadas y altamente lucrativas, podrían reportar ingresos de hasta 30.000 euros por transporte, reflejando el elevado riesgo que los narcotraficantes están dispuestos a asumir para llevar a cabo sus actividades ilegales.