Un hombre se encuentra ante la posibilidad de ser condenado a hasta doce años de cárcel tras haber infligido un trato abusivo y sistemático a su pareja. Este trato incluyó agresiones físicas y amenazas verbales, culminando en actos de crueldad extrema como degollar al conejo de su compañera frente a ella.
Posteriormente, le untó la sangre del animal en el rostro y la forzó a consumirlo, bajo la pretensión de que era un castigo para "enseñarle una lección" después de que ella le escupiera. La relación entre la víctima y el agresor duró apenas cuatro meses, pero este breve periodo fue suficiente para que el presunto maltratador desplegara una violencia excesiva y dominante hacia quien era su novia.
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Violencia desmedida en un corto periodo de convivencia
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La detención de este hombre tuvo lugar en Montserrat, Valencia, en la residencia que compartía con la afectada. La víctima se vio forzada a cohabitar con él tras apenas un mes de relación. Durante este tiempo, se registraron numerosos incidentes violentos, entre los que se destaca el uso de un garrote de hierro por parte del procesado para golpear a la mujer, provocándole lesiones en brazos y piernas.
Estas agresiones, por temor o por otros motivos personales, no fueron denunciadas por la víctima. Uno de los ataques fue motivado por el desagrado del agresor hacia la vestimenta de la mujer, la cual consideraba excesivamente provocativa. Este patrón de comportamiento abusivo y controlador refleja la gravedad de la violencia ejercida en el ámbito doméstico, resaltando la urgente necesidad de intervención y apoyo a las víctimas de abuso.