El terremoto que ha sacudido la región de Turquía ha causado graves daños y pérdidas humanas. Se estima que la magnitud del terremoto fue de 7.8 grados en la escala de Richter. Las autoridades todavía siguen contando víctimas mortales y heridos, mientras las fuerzas y cuerpos de seguridad, así como los propios ciudadanos, ayudan en tareas humanitarias.
Turquía ha sido declarada en estado de emergencia y se ha activado un plan de respaldo para atender a las necesidades de la población afectada. Las autoridades turcas están trabajando arduamente para brindar asistencia a las personas afectadas y evaluar todos los daños causados por el terremoto. Sin embargo, muchos se están preguntando por qué el terremoto de Turquía ha sido tan fuerte. Una pregunta que se puede contestar con estos criterios.
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La ubicación de la zona
Por lo visto, Turquía se encuentra en una zona compleja que es muy dada a los sismos. Básicamente, la gran frontera de Oriente Medio se encuentra rodeada por tres placas tectónicas de potencial peligro:
- Norte: placa euroasiática
- Sur: placa africana
- Sureste: placa arábiga
Pero ¿por qué son tan importantes las placas? Según los científicos, cada año las placas se mueven entre 3 y 6 centímetros a una velocidad que el humano no puede detectar. Al moverse, se acumula energía en las fallas de las placas. Cuando esa energía acumulada no puede más y se rompe, se produce un sismo. La magnitud dependerá de la energía acumulada y del tamaño de la ruptura. Habiendo tres en Turquía, y tan importantes, tiene mucho sentido.
La clase de falla que ha reventado
Teniendo en cuenta que existen tres tipos de fallas, es importante señalar qué clase de falla ha sido la causante del terremoto en Turquía. Estamos delante de una falla de desplazamiento lateral, una clase muy conocida porque es la que da nombre a la famosa de San Andrés. En este caso, el bloque de Anatolia acumuló energía en la falla del Este por su contacto con las placas euroasiática y arábiga, y entonces estalló el terremoto.
Otros factores importantes
Para que os hagáis una idea de la brutalidad del terremoto en Turquía, el seísmo liberó una energía similar a la que hubieran producida casi 30.000 bombas atómicas como las que acabaron con Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las consecuencias han sido mucho más extremas debido a las condiciones climáticas.
Por ejemplo, una tormenta invernal en la región donde ocurrió el terremoto está exacerbando el desastre. Además del clima, existen otros factores externos que incrementan el desastre. Es el caso de los edificios antiguos, cuya construcción no estaba preparada para soportar un movimiento terrestre de esta magnitud.
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