Comer sano no debería ser solo para bajar de peso durante una determinada época, sino una constante durante toda nuestra vida. Al respecto, investigadores de la Universidad de Harvard han identificado cuatro patrones comunes de alimentación saludable que pueden ayudar a reducir el riesgo de muerte prematura hasta en un 20%.
El reciente estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine tuvo como objetivo encontrar algún vínculo entre los hábitos alimenticios de los estadounidenses, tal como lo describen los Departamentos de Agricultura y Salud y Servicios Humanos de aquel país y la muerte prematura por causa de enfermedades.
Durante la investigación, las personas que cumplieron con más constancia cualquiera de los patrones de alimentación saludable (que se enfocan en consumir más cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos y legumbres) también tuvieron menos probabilidades de morir de cáncer, enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurodegenerativas.
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Respecto a los resultados, el doctor Frank Hu, profesor y presidente del Departamento de Nutrición de Harvard, ha asegurado que los hallazgos sobre los efectos en la salud de estos hábitos han sido "los más significativos" hasta el momento.
"Es fundamental examinar las asociaciones entre los patrones dietéticos recomendados por los organismos oficiales y los resultados de salud a largo plazo, especialmente la mortalidad", dijo Hu.
Las dietas que ayudan a vivir más
El estudio siguió los hábitos alimentarios de 75.000 mujeres participantes en el Nurses' Health Study y de más de 44.000 hombres en el Health Professionals Follow-up Study durante 36 años. Ninguno de los hombres y mujeres padecía enfermedades cardiovasculares al inicio del estudio, y pocos eran fumadores. Todos rellenaron cuestionarios sobre su alimentación cada cuatro años.
Hu y su equipo puntuaron a los participantes según el grado de seguimiento de cuatro estilos de alimentación saludable que están en sintonía con las directrices dietéticas estadounidenses actuales. Así, el Índice de Alimentación Saludable analiza si las personas siguen las directrices nutricionales básicas de EE.UU., que hacen hincapié en los alimentos sanos de origen vegetal, desaprueban la carne roja y procesada y desaconsejan el consumo de azúcar añadido, grasas poco saludables y alcohol, explicó Hu.
Una de las opciones es la dieta mediterránea, que hace hincapié en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres, pescado y una gran cantidad de aceite de oliva, explicó Hu. "Este patrón dietético hace hincapié en las grasas saludables, especialmente las monoinsaturadas, además de los alimentos de origen vegetal y el consumo moderado de alcohol", explicó.
La siguiente se denomina dieta vegetal saludable, que también se centra en comer más productos vegetales, pero da puntos negativos a todos los productos animales y a cualquier tipo de alcohol.
Hu, coautor del estudio, afirmó que la gente suele aburrirse con una sola forma de comer, "así que es una buena noticia. Significa que tenemos mucha flexibilidad a la hora de crear nuestras propias pautas alimentarias saludables, que pueden adaptarse a las preferencias en alimentos, los estados de salud y las culturas de cada persona".
"Por ejemplo, si se sigue una dieta mediterránea saludable y al cabo de unos meses se quiere probar algo distinto, se puede pasar a una dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) o a una dieta semivegetariana", explica Hu.
Los sorprendentes resultados
Tras puntuar el patrón alimentario de cada persona, se dividió a los participantes en cinco grupos, o quintiles, de mayor a menor adherencia a uno o más de los patrones alimentarios.
"El quintil más alto de calidad de la dieta, en comparación con el más bajo, se asoció con una reducción aproximada del 20% de la mortalidad por cualquier causa", afirma David Katz, presidente y fundador de la organización sin fines de lucro True Health Initiative, una coalición mundial de expertos dedicada a la medicina de estilo de vida basada en la ciencia.
El estudio también halló reducciones en el riesgo de muerte por ciertas enfermedades crónicas si las personas mejoraban su dieta con el tiempo, señaló Hu. Los participantes que mejoraron la salud de su dieta en un 25% podían reducir su riesgo de morir de enfermedades cardiovasculares entre un 6% y un 13% y de morir de cáncer entre un 7% y un 18%, dijo. El riesgo de muerte por enfermedades neurodegenerativas, como la demencia, se redujo hasta un 7%.
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