Las majestuosas estructuras de la Antigua Roma han sobrevivido durante milenios, testimonio del ingenio de los ingenieros romanos, que perfeccionaron el uso del hormigón. Pero ¿cómo contribuyeron sus materiales de construcción a mantener en pie edificios colosales como el Panteón de Agripa y el Coliseo durante más de 2.000 años? En muchos casos, el hormigón romano ha demostrado ser más duradero que su equivalente moderno, que puede deteriorarse en cuestión de décadas.
Ahora, los científicos responsables de un nuevo estudio afirman haber descubierto el misterioso ingrediente que permitió a los romanos hacer su material de construcción tan duradero y levantar elaboradas estructuras en lugares difíciles como muelles, alcantarillas y zonas sísmicas. El equipo del estudio analizó muestras de hormigón de 2.000 años de antigüedad tomadas de una muralla del yacimiento arqueológico de Privernum, en el centro de Italia.
Descubrieron que los trozos blancos del hormigón, denominados clastos de cal, le daban la capacidad de curar las grietas que se formaban con el tiempo. Éstos se habían pasado por alto anteriormente como prueba de una mezcla descuidada o una materia prima de mala calidad. "Era realmente difícil creer que los antiguos ingenieros romanos no hicieran un buen trabajo, porque realmente se esforzaban mucho a la hora de elegir y procesar los materiales", afirmó el autor del estudio, Admir Masic.
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Un secreto que ha salido a la luz muchos siglos después
"Los eruditos escribían recetas precisas y las imponían en las obras (de todo el Imperio Romano)", añadió Masic. El nuevo hallazgo podría contribuir a que la fabricación del hormigón sea más sostenible, lo que podría sacudir la sociedad como lo hicieron los romanos en su día. "El hormigón permitió a los romanos una revolución arquitectónica. Los romanos fueron capaces de crear y convertir las ciudades en algo extraordinario. Esa revolución cambió por completo la forma de vivir de los humanos".
El hormigón es esencialmente piedra o roca artificial, que se forma mezclando cemento, un aglutinante normalmente hecho de piedra caliza, agua, árido fino y árido grueso. Los textos romanos habían sugerido el uso de cal apagada como aglutinante. Y por eso los estudiosos habían supuesto que así se fabricaba el hormigón romano. Sin embargo, este descubrimiento científico desvela el secreto que se esconde detrás de las ruinas romanas.
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