Los microondas son un componente fundamental en la cocina. De hecho, suelen ser uno de los primeros electrodomésticos que consideramos para tener una cocina bien equipada. No obstante, algunas personas tienen la percepción de que la rapidez para calentar alimentos puede tener efectos negativos en nuestra comida. Estos son mitos que los expertos se han dedicado a desmentir.

 

Los microondas nos han permitido descongelar alimentos en cuestión de minutos, preparar sopas rápidas cuando el tiempo es escaso y derretir chocolate para añadirlo a nuestros postres favoritos. Su versatilidad en la cocina plantea un debate sobre si puede ser perjudicial o no para los alimentos que se cocinan en ellos.

¿Calentar comida en el microondas es malo para la salud?

Los microondas funcionan con radiación electromagnética a una frecuencia de 2450 MHz, considerada no ionizante. A diferencia de la radiación ionizante (como la ultravioleta o la gamma), esta no puede romper los enlaces químicos de las moléculas, lo que significa que no causa daños en el ADN u otras células. Por ello, se considera que la radiación de los microondas es segura, ya que no tiene la energía suficiente para afectar los enlaces químicos de los alimentos. Por ende, calentar o descongelar alimentos en microondas es completamente seguro.

A pesar de la seguridad general, la Organización Mundial de la Salud advierte sobre la posibilidad de una cocción desigual en trozos de comida más gruesos, lo que podría representar un riesgo para la salud al no calentar adecuadamente los alimentos y no eliminar microorganismos potencialmente peligrosos.

¿Puede el microondas crear agentes cancerígenos en nuestras comidas?

La afirmación de que los alimentos cocinados en el microondas contienen más sustancias cancerígenas carece de respaldo científico. Diversos estudios han confirmado que estos alimentos no presentan más riesgos en términos de sustancias dañinas en comparación con otras formas de cocción.

Aunque no hay evidencia de peligro, es prudente tomar algunas precauciones para preservar los nutrientes y evitar la presencia de sustancias perjudiciales en los alimentos. Para ello, se recomienda el uso de recipientes aptos para microondas, como aquellos de plástico grueso, vidrio o cerámica sin metal. Es aconsejable evitar recipientes con pegatinas, calcomanías o capas de plástico decorativas, ya que estas podrían desprenderse con el calor, generando partículas que podrían adherirse a los alimentos.