Investigadores de la Universidad Técnica de Munich han encontrado que en el futuro, un día en la Tierra podría llegar a durar hasta 25 horas. Este cambio, aunque gradual, se espera que ocurra a lo largo de unos 200 millones de años, dejando bastante tiempo para planificar cómo aprovechar esa hora adicional.
Es notable que, en contra de lo que muchos creen, la rotación terrestre no se mantiene en un ciclo exacto de 24 horas. Esta variabilidad se debe a la composición diversa de la Tierra, que incluye una mezcla de diferentes sólidos y líquidos, afectando su velocidad de rotación. También influyen factores externos como la gravedad ejercida por otros cuerpos celestes, como el Sol y la Luna.
Así es como han llegado a la conclusión
Ulrich Schreiber, director del proyecto en el Observatorio de la TUM, ha subrayado la relevancia de estudiar las variaciones en la rotación terrestre, no solo por su impacto en la astronomía, sino también por su importancia en el desarrollo de modelos climáticos precisos y en la comprensión de fenómenos meteorológicos como El Niño.
El progreso clave de TUM se centra en el perfeccionamiento de un láser anular, un instrumento avanzado diseñado para medir con gran exactitud la rotación de la Tierra. Este láser se encuentra en el Observatorio Geodésico Wettzell y está alojado en una cámara presurizada, cuidadosamente construida y situada más de seis metros bajo la superficie.
Incorpora un giroscopio láser circular y un circuito de aproximadamente cuatro metros de diámetro, todo calibrado minuciosamente para minimizar la influencia de factores externos en las mediciones del láser. Este aparato utiliza una red compleja de láseres y espejos para detectar con precisión cualquier cambio en la velocidad de rotación de la Tierra.