Las capacidades de la inteligencia artificial (IA) cada día son más cercanas a la del propio humano. De hecho, esta tecnología nació con la premisa de imitar la pericia de un cerebro humano para dar respuestas en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.
No es un secreto que día a día este tipo de herramientas van perfeccionándose a pasos agigantados y son capaces de hacer gran parte de lo que las personas son capaces: redactar, resolver problemas, buscar y jerarquizar información pasando por la creación de imágenes y hasta canciones. Con todo esto en mente es valido pensar: ¿Las inteligencias artificiales superarán en algún momento a su creador?
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Para ello, hay que retrotraerse hasta los primeros hitos de la inteligencia artificial para tener un panorama más amplio de como va evolucionando esta tecnología al sumar más y complejas capacidades.
Los logros de la inteligencia artificial
Uno de los grandes hitos en la historia de la inteligencia artificial ocurrió en 2015 cuando AlphaGo, un programa desarrollado por Google DeepMind, fue capaz de vencer al campeón del mundo en el juego de mesa Go. El Go es un juego chino que, según los expertos, es sustancialmente más complejo que el ajedrez. Dos años después, su sucesor AlphaZero logró en solo 24 horas un nivel sobrehumano en varios juegos de mesa (ajedrez, shogi y Go), derrotando a otros programas anteriores y también a campeones humanos.
Otro campo en el que el aprendizaje profundo ha supuesto un salto cualitativo es el procesado del lenguaje natural. Motores de traducción como Google Translate o DeepL han mejorado notablemente en los últimos años. La inteligencia artificial cuenta con éxitos recientes en áreas específicas como la medicina, los vehículos autónomos o los asistentes virtuales.
Entonces, ¿Las IAs podrán superarnos si siguen evolucionando?
Aunque pueda parecer que la inteligencia artificial está desplazando a las personas y superando su inteligencia, esto no es así. Actualmente, estamos en la era de la inteligencia artificial 'estrecha'. Esto significa que tenemos sistemas que son capaces de realizar tareas específicas muy complejas, pero están muy lejos de la inteligencia generalista que tenemos las personas.
Los científicos Gary Marcus y Ernest David explican cómo, a pesar de los recientes e impresionantes avances en procesado del lenguaje natural, la inteligencia artificial todavía no puede leer un libro, entendiendo por leer entender su contenido. Aunque existen herramientas potentes como GTB (Google Talk to Books), estas se basan en dar respuestas imitando frases que diría una persona, pero no son capaces de entender lo que leen.
Las personas tienen un papel irreemplazable en el desarrollo de la inteligencia artificial. No solo en su creación, sino también en su supervisión y uso. Como postulan las Directrices éticas para una inteligencia artificial fiable de la Unión Europea, los sistemas inteligentes deben estar centrados en las personas, con un uso para el servicio de la humanidad y del bien común, con el objetivo de incrementar el bienestar humano. Por lo que jamás podrán estar por encima de las personas.