Estamos en la época de calor y de las noches pegajosas y tras comprar el mejor aire acondicionado, es hora de encenderlo para pasar una noche de lo más fresca.
Pero es ahí dónde surge la polémica de cada temporada veraniega: ¿qué temperatura es más recomendable poner en el termostato para lograr un ambiente confortable sin gastar una fortuna en electricidad?
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La temperatura ideal dentro de casa dependerá de múltiples factores, como por ejemplo de quién vive en ella, de si somos muy frioleros o calurosos, de la edad de los habitantes, de la humedad ambiental, el tiempo que vamos a pasar en su interior, etc.
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La temperatura ideal lo dice la ciencia
Según un estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía) y teniendo en cuenta criterios normalizados de ergonomía del ambiente térmico del RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), la temperatura de confort en un ambiente cerrado como una vivienda en verano, se sitúa entre los 23°C y los 25°C.
Si bajamos de estos 23 grados el aire estará más reseco y además se incrementará innecesariamente el consumo energético y con ello el gasto a final de mes. De hecho, los cálculos generales para el coste energético para cada grado que bajamos la temperatura con respecto al valor óptimo puede suponer entre un 5% y un 7% de incremento en el consumo de electricidad en nuestros equipos.
Si por ahorrar bajamos el aire acondicionado y la temperatura sube por encima de esos 25 grados ideales, entonces se incrementará la sensación de bochorno, también la incomodidad y las dificultades para conciliar el sueño por las noches.
La sensación térmica también influye
Otro factor que interviene en el confort de la vivienda y que puede influir en cuánto gastamos en climatización es la llamada sensación térmica, término que hace referencia a la capacidad de los humanos para percibir ante una misma temperatura externa objetiva distintas sensaciones de frío o calor.
Uno de los culpables de que esta sensación térmica varíe dentro de casa es el porcentaje de humedad relativa o relación entre la presión parcial del vapor de agua y la presión de vapor de equilibrio del agua a una temperatura dada.
El RITE recomienda una humedad relativa de entre el 45%-60% para dentro de casa en verano y, en caso de que queramos variar este porcentaje sin recurrir a usar el aire acondicionado, podemos optar por utilizar algún humidificador que nos permitirá modificar la cantidad de agua presente en el aire de la vivienda.