El rey Carlos III está haciendo del ahorro en los bienes público esta máxima y el leitmotiv de su reinado, y lo ha aplicado desde el principio. El monarca ha cogido la tijera de podar gastos y no ha dejado títere con cabeza: no ha hecho excepciones, ni con su hijo, ni con la que fuera la mejor amiga de su madre. Pero eso no ha sido todo. Los recortes del nuevo rey han sacudido los cimientos de una institución que, sin embargo, sacó toda la opulencia para celebrar al nuevo monarca en su coronación.
Los gastos de la corona británica provienen de las obras de renovación del Palacio de Buckingham y de lo que el informe denomina «los costes debidos al cambio de reinado». Por un lado, se celebró el Jubileo de Platino de la reina Isabel, en junio de 2022, y, por otro, Carlos y Camilla ascendieron al trono. También se han vuelto a celebrar otros acontecimientos que habían quedado anulados por la pandemia, como las «garden parties», en los que la familia real recibe aparte de sus súbditos en sus jardines palaciegos, y algunas visitas de Estado como la efectuada a Alemania por Carlos y Camilla.
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Pero el rey Carlos III quiere que salgan las cuentas. Ha puesto en marcha varias operaciones de ahorro. Aparte de reducir el número de miembros activos con representación de la Corona, el hijo de la reina Isabel II ha planteado abrir al público algunas de las residencias reales, como el castillo de Balmoral, y ha puesto a la venta alguna de los 50 caballos de alto pedigrí que eran de su amada madre.
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La corona británica también ha reducido el número de servidores con derecho a residencia en los solares reales, como es el caso de la antigua estilista de Isabel II, Angela Kelly. El monarca tampoco ha querido seguir sosteniendo la que fuera residencia de los duques de Sussex, Harry y Meghan, en Frogmore Cottage, cuya renovación también tuvieron que cubrir los Duques. Las últimas noticias sobre el espíritu ahorrador de Carlos hablan de una bajada del termostato de la calefacción de Palacio, el próximo invierno.
El rey Carlos III tiene, además, fama de buen administrador. Antes de traspasar a su hijo el ducado de Cornualles, que le corresponde como Príncipe de Gales y heredero al trono británico, Carlos había aumentado considerablemente los rendimientos de tierras y propiedades, como canteras de granito, pesquerías de ostras y terrenos inmobiliarios, desde que se hizo cargo del ducado, con 21 años, en 1969.