Los geranios son plantas de exterior que añaden un toque de color y fragancia a cualquier entorno. Su espectacular variedad de colores, que va desde el rosa al rojo, el blanco y el violeta, los convierte en una elección popular para embellecer fachadas y jardines. Sin embargo, para mantener estos geranios floreciendo durante todo el año, es esencial prestarles atención y cuidados adecuados.

En primer lugar, los geranios son amantes del sol. Para que tu planta rebose de flores, debes asegurarte de que reciban al menos cinco horas de luz solar directa al día. Esto es especialmente importante en septiembre, ya que la luz solar es esencial para su proceso de floración.

El riego también juega un papel fundamental en el cuidado de los geranios. Estas plantas tropicales disfrutan de la humedad, por lo que es importante mantener un programa de riego constante. Durante el verano e invierno, riega tus geranios unas tres veces a la semana. En cambio, en otoño o invierno, un riego semanal será suficiente para mantener la tierra húmeda pero no empapada.

El sustrato y el abono son igualmente cruciales para el crecimiento saludable de tus geranios. Utiliza un sustrato con buen drenaje para evitar el encharcamiento de las raíces. Además, aplica abono orgánico una vez al mes durante la temporada de crecimiento y cada 15 días cuando estén en flor. Esto proporcionará a tus geranios los nutrientes necesarios para mantener su exuberante florescencia.

La poda es otro aspecto esencial del cuidado de los geranios. Aunque muchas personas temen que la poda pueda dañar la planta, es fundamental para promover un crecimiento saludable. Realiza la poda al comienzo del otoño y nuevamente a principios de la primavera.  Por último, mantén un ojo vigilante en busca de plagas. Los geranios pueden ser atractivos para insectos como pulgones, babosas, caracoles y moscas, que pueden dañar las hojas y las flores. Inspecciona regularmente tus plantas para detectar signos de plagas y toma medidas para controlarlas si es necesario.