Griselda Blanco, onocida como "La Reina de la cocaína" y "La viuda negra", esta infame figura del narcotráfico, acreditada por la creación de la táctica de utilizar sicarios en moto para eliminar a sus rivales, vivía con cierta calma en Medellín a la edad de 69 años. Su legado incluye ser señalada como la iniciadora de la llamada "Guerra de los Cowboys de la cocaína", un conflicto que transformó a Miami en una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos.
A pesar de ser responsable de más de 250 asesinatos ordenados, según investigadores norteamericanos, y de haber ideado el uso de sicarios motorizados —un método que, paradójicamente, sería el causante de su propio asesinato—, vivía en un apartamento en la zona exclusiva de El Poblado, en Medellín, desde 2004. Intentaba mantener un perfil bajo, aunque ocasionalmente visitaba a sus amigas en el barrio Trinidad, hoy convertido en un mercado de narcóticos donde se vende droga abiertamente en las calles y bajo la mirada indiferente de la policía. Este sector, también conocido como el barrio Antioquia, es reconocido como el lugar donde comenzó su historia en el mundo del narcotráfico, que la ha llevado hasta Netflix.
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Los inicios de Griselda Blanco
Griselda Blanco, oriunda de Santa Marta, una pintoresca ciudad costera en el norte de Colombia, emigró a Medellín junto a su madre, Ana Lucia Restrepo, en los años 50. Escapaban de la pobreza y del abuso paterno. Al llegar a Medellín, ambas, destacadas por su belleza natural, encontraron trabajo como meseras en un área del centro de la ciudad conocida por sus bares y prostitución, llamada Lovaina. Se establecieron en el barrio Antioquia, en ese entonces un refugio para delincuentes de baja estofa y cuna de las primeras "mulas" del narcotráfico.
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En este ambiente, Griselda conoció a su primer esposo, Carlos Trujillo, un falsificador de documentos que sería el padre de sus primeros hijos: Dixon, Uber y Osvaldo. Trujillo falleció a principios de los años 70, envuelto en misterio. Mientras algunos dicen que murió de cirrosis, otros sostienen que fue asesinado por orden de Blanco, la madre de sus hijos, cuyo apellido conservó hasta el final de sus días.
Griselda Blanco y las mulas de la coca
Griselda Blanco transformó lo que inicialmente era una pequeña operación en una auténtica industria del narcotráfico. Su ingenio la llevó a utilizar "mulas de la cocaína", correos humanos, para transportar cantidades cada vez mayores de droga. Ingeniosamente escondía la cocaína en fajas, ropa interior femenina, maletas con doble fondo, suelas de zapatos, e incluso en jaulas para perros. La misma astucia la empleaba para entrar y salir de Estados Unidos disfrazada y con documentos falsos, a tal punto que en sus juicios no constaba registro alguno de sus entradas y salidas del país, a pesar de ser una de las criminales más buscadas.
Junto a sus hijos, Blanco se estableció en Queens, Nueva York, en la década de los 60, para luego mudarse a Miami. En esta ciudad, con Alberto Bravo, iniciaron una operación a gran escala de tráfico de marihuana colombiana y cocaína de Perú y Bolivia, utilizando una flota de aviones en asociación con José Antonio “Pepe” Cabrera. Este analista de datos se convirtió en un pilar clave del cartel de Medellín.
Según estimaciones de las autoridades, esta operación reportaba ingresos de unos 80 millones de dólares al mes, permitiendo a Griselda y su esposo una vida de lujos y excentricidades. Nelson Guillermo Restrepo, su sobrino, recordó en una entrevista para Univisión: “Había demasiada plata, muchas casas, muchos carros, todo de último modelo. Nos manteníamos en las mejores discotecas, tomando Dom Perignon. Las fiestas duraban cinco, seis, siete días; nunca eran de dos días”.
De la Viuda Negra a la guerra de los Cowboys de la droga
En 1980, la ciudad de Miami se vio obligada a solicitar a la conocida cadena de hamburguesas Burger King el alquiler de un camión refrigerado para almacenar carne, con el propósito de usarlo para alojar parte de los 573 cuerpos que dejaron los homicidios de ese año; y eso fue solo el comienzo. Al año siguiente, 1981, se convirtió en el año más sangriento en la historia de la "Capital del Sol", con 621 asesinatos.
Según las autoridades, Griselda Blanco fue una figura clave en este derramamiento de sangre. Como señala Max Mermelstein en su libro "El hombre que hizo llover coca", “Si Griselda Blanco no hubiera existido, no habría habido guerra de la cocaína”.
En 1979, a sus 37 años, Germán Jiménez Panesso era un destacado narcotraficante en Miami, conocido por desplazarse en una limusina Mercedes Benz blanca blindada junto a su amigo y guardaespaldas Juan Carlos Hernández. Panesso cometió el error de no pagarle un cargamento a Griselda, quien lo acusó de robo y no se lo perdonó. El 11 de julio, a las 2:30 de la tarde, mientras Panesso y su escolta estaban en la licorería Crown Liquors Shop del Dadeland Mall, un centro comercial muy popular en aquel entonces, comprando whisky como era su costumbre semanal, un par de sicarios llegaron en un camión con un letrero irónico en el costado que decía: "Happy Time Complete Party Supply" (Suministros para fiestas - Momentos felices).
¿Cómo murió Griselda Blanco?
Griselda Blanco, conocida como La Madrina del narcotráfico y La Reina de la Cocaína, murió el 3 de septiembre de 2012 en Medellín, Colombia. Su muerte fue el resultado de un ataque perpetrado por un asesino a sueldo. Blanco fue asesinada a tiros en una carnicería en Medellín, cuando un hombre en motocicleta se acercó y le disparó dos veces en la cabeza. Este método de asesinato era irónicamente similar a la táctica que ella misma ayudó a popularizar en el mundo del crimen organizado: el uso de sicarios en motocicleta para llevar a cabo asesinatos.